
Una de las ideas más atractivas de
Francesco Tonucci es la
fortaleza que tienen los niños y las niñas. Tonucci confía en la fuerza que poseen, en sus palabras nos dice:
Los niños no debe ser protegidos, sino que deben ser “armados”, es decir dotados de los instrumentos, de habilidades, de autonomía…. La seguridad de nuestros niños debe estar en función de la serenidad y de la confianza que los adultos sepan reconocer a sus hijos, y no en función del temor y la defensa.
Siempre
me llama la atención la fortaleza que reflejan los niños y especialmente las niñas que viven en zonas rurales e indígenas.
Llevan en sus brillantes ojos una sabiduría ancestral de resistencia y empuje.
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