martes, 24 de junio de 2008

EL PODER DEL BUEN HUMOR

En los niños las emociones son espontáneas y puras. Por eso no resulta extraño verlos reír a carcajadas ante pequeñas cosas, sin embargo, también es común ver cómo a medida que crecen algunos van perdiendo esta capacidad, y son cada vez menos los momentos en que se muestran alegres.

En esto contribuyen en parte importante los adultos, ya que muchas veces prestan más atención a los niños cuando están tristes, enojados y de mal humor. Así como tomar en cuenta estas emociones es necesario, también reforzar los momentos en que los niños expresan alegría y están de buen humor. Generar espacios de diversión, compartir experiencias placenteras y momentos de diversión con los niños, es otra tarea que los padres deben procurar hacer todos los días.


Risa sanadora
La risa es un poderoso mecanismo de defensa, una eficaz herramienta para enfrentar los conflictos y superar la adversidad. Como consecuencia, se reduce el estado de estrés, se descargan emociones y se mejora el ánimo. El buen humor y el optimismo se asocian a un sistema inmune fuerte y a la salud mental.

La risa a nivel cerebral
Un estudio realizado en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, publicado en la revista científica Neuron, afirma que una persona se siente bien cuando se ríe debido a que se activan los circuitos de recompensa en el cerebro.

Un humor diferente en cada etapa
Según los expertos, la risa y el humor aparecen muy temprano en el desarrollo. En los lactantes surge el aprender a sonreír en la medida en que las personas que les rodean les sonríen y se ríen con ellos. Sin embargo, los especialistas sostienen que en su sentido más estricto el humor aparece a los dos años de vida, cuando el niño comprende que algo inesperado e inhabitual ha sucedido.

El humor verbal aparece a los tres años, cuando el niño juega con las palabras: inventa, repite y esto puede causarle mucha risa. Para que el niño realmente disfrute situaciones de humor, éstas deben realizarse en un ambiente familiar de confianza.

No al mal humor
Los niños aprenden a través del ejemplo, por lo tanto, es la familia quien les entrega las primeras enseñanzas de vida. Por eso, es importante fortalecer la expresión de la sonrisa como manifestación de optimismo y señal de que se disfrutan los propios logros, y también como una manera de enfrentar con esperanza las derrotas. Para lograr todo eso es fundamental la actitud de la familia.

La casa de la risa
Incentivar el buen sentido del humor en los niños empieza con la propia actitud de los padres. Para lograr mantener un ambiente de alegría y relajación es importante que no digan frases como “ojalá pase luego este mal día”, o “me levanté con el pie izquierdo”.

Asimismo, es necesario tratar de no llegar malhumorado del trabajo, no ser serio la mayor parte del tiempo y no reír sólo con una película cómica o con un chiste. Recuerde que el sólo gesto de sonreír ayuda a encontrar la esperanza en momentos difíciles, distensiona ambientes poco amigables y facilita el acercamiento entre las personas.

Lo importante es comprender que más allá de un juego, la risa y el buen humor pueden proteger a los niños y hacerlos más felices ahora y en el futuro.

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