Hace unos días se realizó el Primer Congreso Pedagógico "Hacia una nueva sociedad: la escuela, el museo y la ciudad como foros de una nueva cultura de la infancia" El evento tuvo como sede el Parque Fundidora en la ciudad de Monterrey.
Uno de los trabajos más interesantes del evento fue el que presentó Paola Cavazzoni de Reggio Children sobre los espacios arquitectónicos y su importancia en la educación infantil. En su ponencia habló de la importancia de la belleza, la luz, los olores y las sensiones de los espacios. Los espacios permiten, obligan, invitan, limitan, provocan, esconden...
Durante el evento tuve la oportunidad de observar las actividades realizadas en algunas zonas del parque, justo por la mañana, las escuelas de Monterrey asistieron en grandes cantidades para el "festejo del día del niño".
La fotografía muestra la enorme cantidad de niños y niñas que se encontraban en un espacio "confinado" para las escuelas. Se puede apreciar como los niños se disputan los juegos y se empujaban unos a los otros. El festejo recuerda más una batalla por la supervivencia y la ley del más fuerte.
Al día siguiente, esos juegos estaban vacíos, el día amaneció nublado y era fin de semana. Parecía que después de un uso abusivo, necesitaban de un tiempo de descanso.
El domingo, en cambio, los juegos estaban ocupados por niños y niñas acompañados de sus familias. La cantidad de niños es mucho menor. Hay varios adultos alrededor pendientes, observando, conversando.
Estas fotografías me hacen reflexionar sobre los usos y costumbres que existen en las escuelas mexicanas. Llevamos en masa a los niños y las niñas a espacios confinados, todos al mismo tiempo, el mismo día y a la misma hora. ¿Acaso no deberíamos preguntarnos la razón de tal situación?
Con demasiada frecuencia olvidamos que la belleza, la tranquilidad y el tiempo oportuno son derechos de los niños y las niñas.
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