viernes, 12 de junio de 2009

Fiesta Medieval

Después de la INFLUENZA la vida regresa un poco a la normalidad y que mejor que festejar como se debe el día del niño
sacando la espada en la piedra
"listos para entrar al festejo con el disfraz que me hizo mi mamá"
los chicos más que puestos para el inicio

un rico lunch y salud...
taller de coronas para los reyes y las princesas
batalla medieval
"vamos Omel tu puedes"
"una buena película para descansar"
y volver a la batalla.

Gracias a todos los niños y niñas por esperar este momento con tanta alegria, todos nos divertimos y disfrutamos con ustedes ¡¡¡¡FELICIDADES¡¡¡¡

3 comentarios:

Verónica Miranda dijo...

Quiero felicitarles por su hermoso blog, y compartir con ustedes este escrito que he hecho a propósito de la Influenza y mis peques.
Saludos.

Los colores



El mundo de los niños es de colores definitivamente. Verán soy madre de dos pequeñas niñas de cinco años,cuando ellas dibujan lo hacen sin pensar en los detalles engorrosos que solemos ver los adultos. Cuando México se quedó en alerta máxima por cuestiones de la fiebre porcina, y ningún niño podía salir decasa ni siquiera a jugar al parque, hubo la necesidad de idear formas de distracción. Debo de confesar que por cuestiones de trabajo, les dedico poco tiempo; así que cuando me corresponde estar con ellas mi tiempo es oro. La Ciudad de México que es de regular bulliciosa y acelerada, de pronto se vió callada por el cerco sanitario. ¿cómo explicar a las bambinas, entonces que los juegos en la jardinera estaban suspendidos?, ¿qué el colegio no daba clases? y , que al menos en dos semanas no verían a sus amiguitos. Debo de confesar que los dos primeros días me cayeron tal y como el efecto debía serlo: Sorpresa y alarma. No quería que ni un "atchu" de catarro secolara por las ventanas. Paranoica como debe de ser una madre, revisaba la temperatura de las niñas a todas horas, cuidaba que se asearan las manos cada veinte minutos y que no dejaran de usar el cubrebocas. "No se asomen a laventana", les decía. Una primavera muy calurosa, en la que el paro de mi esposo por primera vez me caía de maravilla para atender a las niñas. Así llegó el sábado y las pequeñas como siempre estaban felices de que yo estuviera a cargo. Hay que dibujar, les dije después del almuerzo. "Pero ¿qué dibujamos?", decían aburridas y acaloradas.


-No lo sé, dibujen un cordero, les dije emulando la sugerencia de "El principito", al aviador en la novela de Saint Exupery.


De pronto mis labores caseras me hicieron olvidar su pequeña sugerencia, mientras tanto yo limpiaba como una de esas personas con transtornos obsesivos compulsivos. Cuando un niño está en silencio, decía mi abuela, es que seguramente está haciendo una travesuras. Me llamó la atención que de pronto ya no se oían las niñas platicando en la sala. Me asomé para buscarlas y las pude ver. Tan altas como su pequeña estatura da, ahí las dos paraditas dibujando una granja completa en la pared¡ "Mamá, mira ven a ver..." No sólo dibujamos un cordero, sino también vacas, y chanchitos (cerdos). No soy de las que reprimen un acto así, total al día siguiente se lava esa pared y ya. Lo que me llamó la atención, es que tuvieron la gracia de ponerles cubrebocas a toda aquella fauna, y colorear indistintamente sin ton ni son. -¿Por qué no podemos salir?, decían refunfuñando.


- Entonces vamos a pintar toda la casa, protestaron.


Claro¡¡¡, cómo no se me ocurrió antes... y me puse a pintar con ellas. Llenamos aquella pared de dibujos y colores, más colores.


Por un momento olvidé que afuera era todo gris.

NENE OCIOSO MULTICOLOR & LA CUBETITA dijo...

saludossssssssss

Yamil Cuéllar dijo...

Me encanta tu blog, lo enlazo al mio. Saludos!